Reconstruyendo los mapas de papel: de las tachuelas a los pixeles
Cecilia Farfán Méndez y Mike Lettieri
Centro de Estudios México-Estados Unidos
Universidad de California San Diego
Fotos: Marcos Vizcarra
Hay historias que te encuentran. Pero eso le ocurre a los periodistas y rara vez a los académicos. Mike y yo llegamos a Sinaloa desde San Diego, California por un proyecto sobre la relación de los medios internacionales con la prensa local. Queríamos entender cuáles eran las historias que los periodistas sinaloenses quieren contar y cómo difieren de los reportajes de la “guerra contra las drogas” que se publican en los grandes periódicos internacionales.
Los mapas de papel
Un año antes de nuestro viaje, Mike había colaborado con Natalia Reyes, activista y feminista para producir mapas sobre feminicidios en Veracruz, Baja California y Sinaloa. Cuando Mike le comentó sobre nuestra visita, Natalia propuso una conversación para discutir la posibilidad de utilizar herramientas visuales como los mapas para ayudar a los colectivos de rastreadoras.
Esa noche Natalia nos explicó como el desamparo de las madres que buscan a sus hijos no es sólo que excaven la tierra en busca de restos, sino los problemas que enfrentan todos los días en su relación con las autoridades. Nos contó del caso de Eleazar Hernández, mejor conocido como “Rayito” quien había desaparecido en Jalisco a donde había viajado desde Culiacán para ser juez en una competencia de baile. A pesar de haber entregado muestras de ADN en Sinaloa y Jalisco, el cuerpo de Rayito estuvo meses en el Servicio Médico Forense sin ser identificado. Gracias al trabajo de los colectivos de rastreadoras en ambos estados, Rayito pudo volver a casa y no ser enterrado en una fosa común.
Natalia nos advirtió que nuestra conversación con Isabel Cruz, fundadora del colectivo Sabuesos Guerreras, no sería fácil. Las luchas con aquellos que en teoría deben proteger a la ciudadanía también habían fomentado la desconfianza. La siguiente mañana, Natalia, Mike y yo visitamos la casa de Isabel, que hace las veces de la oficina, de Sabuesos Guerreras. Una de las primeras cosas que notamos fueron los mapas de papel pegados en la pared que con tachuelas de distintos colores identificaban lugares donde habían realizado búsquedas. Al mismo tiempo que evidenciaban su lucha, daban cuenta de la fragilidad y precariedad con la que realizan su trabajo.
Algún día le preguntaremos a Isabel que vio en nosotros. La jefa, como le llaman a Isabel, también nos contó como otros investigadores le habían pedido sus “datos” pero ella no los había querido compartir. Después de todo, esos folders manila no eran sólo expedientes sino pruebas de la existencia de sus hijos. Mike y yo salimos de esa reunión llenos de ideas, pero también con la responsabilidad de reconocer los límites de lo que podríamos hacer.
Más allá de la colaboración
Tres principios fueron claros y han guiado nuestra colaboración con Sabuesos Guerreras:
- La información le pertenece a Sabuesos Guerreras
- No es una investigación académica, sino una colaboración donde las herramientas de la academia pueden ayudar al activismo
- Nuestro acompañamiento se centraría en los datos: mejorar su almacenamiento y catálogo. No sólo queríamos preservar la memoria del trabajo que Sabuesos Guerreras había realizado sino generar productos que les ayudaran en su interlocución con las autoridades.
El proceso ha tenido el mismo espíritu colectivo que guía las búsquedas. Desde el Centro de Estudios México-Estados Unidos en la Universidad de California San Diego formamos una alianza con Siria Gastélum de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Trasnacional (IG) para dotar de mejores instrumentos a Sabuesos Guerreras para el registro y almacenamiento de su información y que nos permitieran trabajar con todo lo que habían recolectado. Natalia Reyes y sus Feministas Alteradas son autoras intelectuales de este proceso y compañeras en el camino, Norma Sánchez, culichi comprometida con su estado y su país, ha sido instrumental para el éxito de esta colaboración y Dante Aguilera ha donado su tiempo y espacio para permitir nuestro trabajo.
Este proceso ha sido uno de los más ricos que Mike y yo hemos tenido en nuestras trayectorias profesionales precisamente porque no es únicamente un ejercicio académico. El día que presentamos en el Taller Juan Panadero los mapas que habíamos producidos a partir de la información que Sabuesos nos confió, las Sabuesos nos dijeron “no estamos solas”. Después le cantamos las mañanitas a uno de ellos por su cumpleaños y le enviamos luz donde estuviera.
Falta mucho por hacer. La alianza con Marcos Vizcarra y Revista Espejo es nuestra contribución para humanizar y visibilizar las voces que ahora innegablemente hacen parte de nuestra historia como país. Nuestra expectativa es también una invitación para que este tipo de colaboraciones entre la academia, la sociedad civil, el periodismo de investigación y también las autoridades continúen para regresar a casa a quienes no han sido encontrados.