Los policías que no querían ser policías
Esta investigación se realizó durante cuatro años, recogiendo testimonios, visitando panteones, edificios de Medicina Forense, entrevistando a funcionarios y especialistas, y solicitando información que debe ser pública y estar en plataformas digitales. Parte de ella fue dada después de promover recursos de revisión con autoridades. En todo este tiempo poco o nada ha cambiado, hay personas que buscan a sus familiares como desaparecidos y hay muertos enterrados en panteones sin haber sido identificados.
Por: Hasta Encontrarles
No todos los policías son malos, tampoco todos son buenos. Hay quienes, incluso, preferían dejar de hacer su trabajo como policías y convertirse en perpetradores. Hay más de 100 expedientes abiertos en la Fiscalía General del Estado y otros más en la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) donde se acusa la participación de agentes en desapariciones forzadas. Solo uno ha concluido con sentencia.
“A pesar del señalamiento de autoridades policiales como presuntos sujetos activos del delito de desaparición forzada de personas, no existe, en los casos analizados, líneas de investigación contra miembros de dichas corporaciones. Se detectaron casos en los que las víctimas y testigos expresaron que quienes habían “levantado” a las personas hoy desaparecidas, había sido personas uniformadas en patrullas de diferentes corporaciones”, concluyó la CEDH en la recomendación general 01/2020.
Incluso, el organismo no ha terminado de analizar todos los expedientes, solo 30 de más de 150 en los que se señala la participación de policías municipales, estatales y de la antigua Policía Ministerial.
Aún con esos casos terminados por el organismo, la Fiscalía General del Estado no ha concluido esos señalamientos.
Hay, entre estos, que acusan a policías y ex policías de la extinta Policía Ministerial, ahora Policía de Investigación, así como de policías municipales, siendo Ahome y Culiacán los municipios con el mayor número de acusaciones.
Entre esos policías, resaltan distintos nombres de agentes quienes fueron condecorados o asignados como baluartes en la seguridad pública del Estado, sobre todo en la región norte, donde se tiene el mayor número de hallazgos de fosas clandestinas en la Entidad.
Uno de esos policías se llama Gerardo Amarillas Gastélum, otro Jesús Carrasco Ruiz y uno más es Joel Medina Gastélum.
Los tres comparten, además de denuncias, haber sido operadores de la policía en el norte de Sinaloa durante la llamada “guerra contra las drogas”. Fueron asignados para combatir al crimen, pero en sus expedientes están señalamientos de tortura, asesinatos y desapariciones.
En 2018 fueron asesinados, aún no se sabe por quiénes, solo que a sus tumbas se llevaron decenas de historias como las de Luis Reynaldo, la de David, Margarita y Alfredo Elías, o la de Eduardo.
Luis Reynaldo
Fina Herrera, hermana de Luis Reynaldo, cuenta:
Se llama Luis Reynaldo Herrera Ruiz. Cuando desaparecen a mi hermano, que fue el 17 de enero del 2016, fue un domingo, yo le puse el domingo 17 de enero, el domingo negro, el que destrozó mi vida.
Gracias a Dios tengo a mis hijos, a mi esposo y a mi hermana, pero me falta ese pedacito en mi corazón.
El 15 de mayo de 2017 estaba viendo una transmisión con mi hija, ella me dijo que había un grupo de rastreadoras que habían encontrado tres cuerpos en Nuevo Horizontes y que si íbamos a buscarlas. Cuando nosotros fuimos ya no estaban, ya se habían retirado, pero las busqué en Facebook, me contacté con Mirna (Líder de las Rastreadoras de El Fuerte) pero yo tenía mucha desconfianza, le pedía que borrara todo lo que le enviaba hasta que un día fui a la oficina por la Juárez, yo estaba bien interesada aunque me daba miedo de que me fueran siguiendo, de que me levantaran, porque a mí se me hacía que en ese lugar había policías.
Terminé viéndola en otro lado, en una Soriana. Nos quedamos de ver en unos sopes y cuando yo la miré estaba escoltada, mi hija me dijo que confiara y así lo hice, confié y le conté toda la historia:
Mi hermano era músico, trabajaba en la Central de Abastos. Aquella vez tenía 49 años, pero no aparentaba la edad porque era delgadito y bien desmadroso, por eso le decía cabrón. Él y yo éramos uno solo.
Era músico, tocaba el acordeón o la guitarra, tenía un grupo que se llamaba Los Bribones de Sinaloa. También cantaba y bien bonito, era el culpable de mis pedas. Yo siempre le pedía “Cuando me dejes de amar”.
Cuando me dejes de amar se van a secar los mares
Cuando me dejes de amar no brillarán las estrellas
Cuando me dejes de amar las flores en primavera
Se van a poner muy tristes
Se van a poner muy tristes
Cuando me miren llorar
-Los Alegres de Terán
La última vez que la cantamos juntos fue la Navidad antes de que se lo llevaran.
A él ya lo estaban vigilando desde el 16 de enero, hay personas que lo vieron y también las patrullas. En ese tiempo estaba Amarillas, Gerardo Amarillas.
Lo levantaron, se lo llevaron. Cerca de la casa miraron esas dos patrullas cómo se pararon en contraesquina con las luces bajitas.
La mañana del 17 de enero alguien fue a buscarlo a la puerta, pero hay gente que vio que dos patrullas municipales se lo llevaron en la madrugada. Solo encontraron su camioneta a cuadra y media de la casa.
Yo quisiera encontrarlo, aunque quisiera que llegara a la casa y me tocara la puerta, que me diga que se lo llevaron a trabajar, sueño despierta, pero cuando encontramos una fosa clandestina también pienso que puede ser él.
El amparo que no será cumplido
David Mendoza Marín, Margarita Marín Yan y Alfredo Elías Marín Bustos fueron detenidos y desaparecidos el 21 de julio de 2015 por la Policía Municipal de Ahome, a cargo en ese entonces de Gerardo Amarillas Gastélum.
Alfredo logró contactarse con sus familiares y pudo dar detalles de la detención, entre ellos que habían sido llevados en un auto compacto.
La señora Carola Marín, familiar de los tres jóvenes de ascendencia Gitana, los buscó en todas las agencias de policías, pero en todas estas negaron haber tenido un registro de detención similar.
Acudió a la Fiscalía General del Estado, donde le explicaron que para hacer una denuncia por desaparición debía esperar hasta 72 horas.
La señora Carola insistió hasta que abrieron el expediente, donde se señaló a por lo menos 10 policías municipales. La entonces Procuraduría General de la República (PGR) también inició una investigación. Ninguna de las dos prosperaron.
Los familiares pidieron ayuda a IDHEAS, una organización civil de litigio estratégico en derechos humanos, y así lograron que el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos solicitaran acciones urgentes y medidas cautelares, entre ellas la de una investigación inmediata.
Tanto la Procuraduría local como la de la República desestimaron a los organismos internacionales.
IDHEAS solicitó un amparo ante jueces federales por falta de acciones de las policías de Sinaloa y de la Federación, que obligó a presentar resultados de las investigaciones iniciadas. Las respuestas fueron en negativo, después de dos años no habían realizado ninguna acción para la localización de los tres jóvenes.
Amarillas Gastélum era el director de Seguridad Pública de Ahome, así como el coordinador de seguridad en la región norte del Estado. Este policía, uno de los de mayor poder durante la administración de Mario López Valdez, es quien estaba a cargo de esa investigación y también quien desestimó a los organismos internacionales.
Las investigaciones tuvieron que continuar por mandato judicial federal y de esa forma se liberaron tres órdenes de aprehensión contra tres policías por parte de Jesús Antonio Aguilar Íñiguez, jefe de la Policía Ministerial entre 2011 y 2016.
‘Chuy Toño’, como era conocido entre policías y políticos, fue jefe de Amarillas Gastélum, por lo que este tuvo que avisarle de esas órdenes.
Los tres policías señalados se escaparon antes de que se les intentara aprehender. La familia de los tres jóvenes acusó complicidad entre las corporaciones.
Luego esta familia comenzó a tener represalias en su contra, como amenazas de muerte, por lo que dejaron el Estado como personas desplazadas por la violencia.
El 2 de julio del 2018 Gerardo Amarillas Gastélum fue asesinado en un restaurante de mariscos en Los Mochis.
Un mes más tarde, el 7 de agosto del 2018 se encontraron siete cadáveres en fosas clandestinas por el colectivo Rastreadoras por la Paz, que aglutina a más de 50 familias de personas desaparecidas en el norte de Sinaloa.
Seis meses después se dio a conocer que tres de esas siete personas eran David, Margarita y Alfredo Elías. También que antes de ser enterrados se les disparó en la cabeza para asesinarlos.
Los abogados de la familia siguieron con el recurso de amparo y en abril de 2020 obtuvieron un fallo definitivo, en el que se cuestionó todas las irregularidades en el caso, como la tardanza en tomar la denuncia y la complicidad de los jefes policiales.
En este expediente se lee también la orden del juez que manda llamar e investigar a Gerardo Amarillas Gastélum, pero ya no se podrá llevar ante un tribunal tras haber sido asesinado.
Eduardo
El 12 de diciembre de 2011 González Rodríguez, de 17 años, fue detenido por la Policía Municipal de Ahome acusado de vender droga ilegal en Los Mochis, al norte de Sinaloa.
Jesús Carrasco Ruiz era el comandante de esa policía y también el coordinador de la Policía Ministerial en la zona norte de Sinaloa. La decisión de este mando fue la de trasladar a Eduardo a Culiacán, pero antes lo torturó y le dejó el cuerpo hinchado y lleno de moretes.
“Yo batallé mucho para dar con mi hijo, hasta el tercer día di con mi hijo ahí en Culiacán y bien torturado, como loco me lo dejaron. Él, de hecho, estuvo viendo psicólogo y lo estuvo viendo un doctor porque él no movía un brazo”, narró Reyna Isabel Rodríguez Peñuelas en entrevista.
Los policías lo golpearon con tablas, lo mojaron y electrocutaron, provocaron que se hiciera del baño por el dolor, hasta que una periodista impidió que siguieran.
“Ella llegó y escuchó gritos y cuando abrió la puerta de la Ministerial se dio cuenta y les dijo que lo dejaran, si no capaz que me lo matan”, señaló.
Le dieron un cambio con ropa de policía y se lo llevaron a Culiacán, la capital de Sinaloa, donde continuaron los golpes. Luego lo presentaron ante medios de comunicación como uno de los líderes del grupo criminal “Los Mazatlecos”, que de acuerdo con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, es la segunda organización más importante por la producción y venta de metanfetamina hacia ese país.
“Las pompis no se le miraban lilas, se le miraban negras donde lo tablearon mucho y todavía allá adentro en Culiacán, antes de que saliera a declarar, un (policía) ministerial lo amenazó de que tenía que firmar lo que le dieran”, dijo la madre de Eduardo.
Eduardo se quedó en Culiacán, en el Centro de Internamiento para Menores, donde pasó un año y luego se le trasladó al penal de Los Mochis, donde estuvo preso otros 2 años y nueve meses, pero logró salir antes de cumplir su sentencia por buena conducta.
Eduardo se fue a Guasave y ahí volvió a dedicarse a vender droga ilegal, pese a que su libertad estaba condicionada.
El 9 de febrero de 2016 nuevamente fue detenido, esta vez en Juan José Ríos, cuando viajaba con su cuñada Zumiko Lizbeth Félix Ortega. Hubo testigos, quienes señalaron también al policía Joel Medina Gastélum.
Sin embargo, pese a haber sido detenidos, estos no llegaron a ninguna prisión y desde ese día, Eduardo y Zumiko están desaparecidos.
“Conforme pasa el tiempo has de cuenta que pierdo la esperanza de ver a mi hijo y a veces he dicho que me voy a morir y no lo voy a encontrar, aunque a veces me animo porque veo que mis compañeras están encontrando a sus hijos”, señala la señora Reyna.
“Aunque yo siempre he sido desconfiada de los ADN y si un día me entregan una bola de huesos yo no lo voy a creer, porque me gustaría verlo de nuevo vivo, gordito, como se lo llevaron”.
Nota del Editor
2018
Joel Medina Gastélum fue asesinado el 25 de febrero de 2018 dentro de la Universidad Autónoma de Sinaloa mientras cursaba sus materias en la escuela de Derecho en Los Mochis.
Sus compañeros de la Policía Municipal de Ahome le rindieron homenaje.
Ninguno de los crímenes que se le señalan fue investigado mientras vivió.
Gerardo Amarillas Gastélum fue asesinado el 2 de julio del 2018 en un restaurante de mariscos en Los Mochis.
Nadie le rindió homenaje.
Ninguno de los crímenes que se le señalan fue investigado mientras vivió.
Jesús Carrasco Ruiz fue asesinado el 15 de septiembre del 2018 mientras recibía clases en la facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Sinaloa en Culiacán.
Nadie le rindió homenaje.
Ninguno de los crímenes que se le señalan fue investigado mientras vivió.
Este trabajo se realizó por Revista Espejo, el Taller de Gáfica Popular Juan Panadero, el Center for U.S.-Mexican Studies de la Universidad de California en San Diego y Mente Interactiva.
En esta primera edición participaron Cecilia Fafán, Michael Lettieri, César Hernández, Marcos Vizcarra, Alexis Rubio, Josué David Piña, Jimena Rivera, Mariel Yee, Nidia Azucely, Dante Aguilera Benitez, Hëb Martínez y Vivi Santana.